Durante el siglo XVI el litoral valenciano era la frontera más peligrosa del reino debido a los frecuentes ataques de corsarios berberiscos. Por este motivo, Felipe II promovió un sistema centralizado de defensa de la costa mediterránea y de las Islas Baleares basado en torres vigías. Las torres, conocidas en su época como atalayas, se construyeron en lugares estratégicos para proteger puertos, poblaciones costeras, ríos y albuferas donde el enemigo se podía abastecer de agua. La torre Bombarda se encuentra situada en un lugar estratégico para vigilar la bahía y los acantilados de la sierra. En caso de avistar barcos enemigos, los soldados apostados en la torre avisaban al castillo de Altea mediante una hoguera con el fin de preparar la defensa y, a continuación, dos guardas se desplazaban a las torres más cercanas (torre de Cap Negret en Altea y torre de les Caletes, en Benidorm) para alertar del ataque.
La torre Bombarda es un elemento patrimonial declarado Bien de Interés Cultural (BIC) situado en el extremo septentrional de la Serra Gelada, a 111 m sobre el nivel del mar, en un espacio natural protegido. Actualmente su acceso se realiza a través del Camí del Far, la ruta roja del Parc Natural de la Serra Gelada, uno de los paisajes más espectaculares del litoral alicantino.
Debido a su mal estado de conservación, el Ayuntamiento de l’Alfàs del Pi llevó a cabo un proyecto de intervención arqueológica y de restauración entre noviembre de 2011 y enero de 2012. Esta intervención ha permitido conocer su planta, determinar la forma y dimensiones del cuerpo superior y, al mismo tiempo, consolidar los paramentos conservados.